martes, 5 de abril de 2011

I don't know

Y todavía se preguntan por qué los que tenemos veintitantos años nos negamos a trabajar ochenta horas semanales para poder comprarles sus coches BMW, o por qué no estamos interesados en la contracultura que ellos inventaron. Como si no les hubiéramos visto pisotear su revolución con un par de zapatillas deportivas. Pero la pregunta sigue en pie: ¿qué vamos a hacer ahora?, ¿cómo podemos enderezar el desastre que hemos heredado? Queridos compañeros, la respuesta es sencilla, la respuesta es... La respuesta es... no lo sé.



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